Así y en Spanglish… estamos en la era de lo combinado, de lo flexible, de lo digital y lo ágil, de lo remoto, en fin, estamos viviendo la más alta incertidumbre y complejidad de la historia y en pleno Siglo XXI gracias a un virus, pero también, estamos en el momento de crear un nuevo presente, un futuro alterno, de permitirnos probar qué nos puede funcionar mejor, que nos hace más felices y productivos, qué horarios, lugares y modalidades de trabajar, vivir y estudiar se pueden ajustar más a nuestras múltiples obligaciones y propósitos hoy día.
Soy una convencida de que en el Caos yace la oportunidad más grande para dar rienda suelta a la creatividad, a la imaginación, a permitirnos salir de las zonas de confort, del famoso “aquí siempre se ha hecho así” ¡de ser diferentes!
Hay que decirlo con franqueza y es que la pandemia aceleró de manera exponencial en algunos casos, la dichosa transformación digital, de la que tanto se hablaba, pero tímidamente se implementaba. Los extensos y obligados confinamientos en el mundo obligaron brusca y radicalmente a buscar “alternativas” de trabajo y producción para mantener a flote las empresas, los empleos y las dinámicas de los mercados. La economía digital no estaba en la puerta del horno, ya estaba dentro y muchos se negaron a verla y terminaron quemados.
Así es como fuimos pasando lentamente de pensar en productos digitales, a transformar modelos de negocios y procesos en digital, el turno ahora en pandemia; las culturales organizacionales digitales, en las que las diferentes modalidades para trabajar (remoto, hibrido, presencial, teletrabajo, etc.), de trabajar en equipo, de liderar y hasta contratar talento son el gran dedo en la llaga, si, es la verdadera transformación cultural la que podrá sostener en el largo plazo, las rápidas implementaciones tecnológicas que han supuesto una transformación digital acelerada y algunas casos, desordenada y sin estrategia.
Mientras antes se veía impensable poder trabajar en remoto, desde cualquier lugar del mundo y ser enganchado por empresas fuera de tu país, recibiendo salarios en moderna extranjera, comprando y transando todo tipo de servicios en línea cross-boarder, es hoy una realidad y llegó para quedarse. Lo digital ya no es de Millennials o Centennials, está en todas partes para facilitarnos la vida a todos, grandes y chicos y, para seguro, enfrentar de mejor manera una próxima crisis, para que el mundo no pare. Pensarnos y actuar en digital hoy es la norma, no solo como productores sino también como consumidores, como creadores de tecnología, también como usuarios de ella en los diferentes contextos de la vida humana.
Esta gran dinámica de virtualidad, de talento diverso, multilingüe, multicultural y cross-generacional supone el mayor de los retos, un cambio cultural, un liderazgo diferente, procesos y estructuras organizacionales más ágiles, flexibles, una regulación que se ajuste rápido al mercado, a las personas, a lo que nos haga más felices, más productivos. Hoy estamos en una guerra por el mejor talento, no importa donde esté, atraerlo, retenerlo y fidelizarlo es un desafío, y es la tecnología un perfecto habilitador, pero será la cultura y la mentalidad de una nueva organización la que marque la diferencia. Los invito entonces a atreverse de una vez por todas a flexibilizar el futuro, a ¡Ser digital, remoto y flexible primero! No será una opción, es EL HOY.
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